Hay quien cree que mientras más personas se comprometan a realizar una actividad, mejores y más efectivos serán los resultados.

Aunque esto puede no ser cierto en distintas ocasiones, si que resulta muy exitoso el hecho de que un grupo de personas se dirija hacia objetivos comunes, teniendo habilidades y maneras de pensar distintas. Es por eso que cada vez más empresas y proyectos apuestan por equipos multidisciplinares.

En estas ocasiones es cuando se crean sinergias. Estas enriquecen tanto el proyecto común, como a cada individuo. Además, trabajar en equipo mejora las habilidades individuales de adaptación, empatía y comunicación. 

Trabajar en equipo supone una mejora continua. Pero para que estos funcionen bien, hay que empoderar a cada uno de los miembros. Es muy importante que cada integrante del equipo se sienta valiosos y valorado y que se le motive a dar lo mejor de sí día a día.

Algo muy influyente que me trasladó un buen profesor en su momento y aún recuerdo fue que hay una parte muy importante del trabajo en equipo que a veces se nos olvida: celebrar los logros juntos. Al igual que hay que hacer equipo en las crisis o momentos complicados, es importantísimo celebrar las victorias. Celebrando juntos nos vinculamos más los unos con los otros y con el proyecto.

Si algo he aprendido de los proyectos en los que he tenido el gran honor de participar es que por muy brillante o mediocre que sea un proyecto hay una parte que lo hace impulsarse mucho o perder brillo y es el buen ambiente y la motivación de cada uno de los integrantes. Si en el equipo no nos tratamos de manera humana y amable, seguramente las personas de este vayan perdiendo ganas.

Para que todo proyecto en equipo funcione, no puede faltar el compromiso y las ganas.